EL VALOR DE LA PALABRA EN LA RADIO
Hablar de radio, es hablar de muchas cosas, y una de las cosas que considero oportuna para comenzar, es hablar del oído y la gran relación que tiene con la imaginación. El oído es considerado el mayor artista de todos, es sorprendente, nos abre a una imaginación sin límites, solo con escuchar. Y la imaginación siempre está a la espera de la estimulación de los sentidos, principalmente del oído, y si quisiéramos comparar la radio con la televisión, rescato un dialogo donde se establece una comparación muy interesante y es que, la radio es un medio muy especial porque estira la imaginación, y la televisión la estira en relación a las pulgadas con la que cuenta; y es muy cierto, el oído construye e inventa la realidad. Pero para que toda información o todo mensaje llega a nuestro oído, pasarán por diversas etapas, donde encontramos fuentes de ruido tanto físicos, técnicos y culturales, pero aquello que considero aún más importante es la palabra y el valor que tiene, es por esto que, ¿es reconocible el valor de la palabra en la radio?
El escuchar radio
Hoy en día, ha cambiado drásticamente la modalidad de escuchar radio, y si
esto pasó, también se debe de cambiar el modo de hablar por radio, donde valga
la redundancia, expresarse de forma coloquial, conectarse con el oyente,
hablarle al oído, que bonito suena esto, pues hay que saber que la calidez
viene más de la manera de decir las cosas. Si nos referimos a “radiofónico”, es
aquel programa que hace reír o llorar, que conmueve, el mensaje no solo tiene
que llegar, tiene que impactar, porque lo afectivo es lo efectivo, entonces,
aquel que se sienta frente al micrófono debe aprender a reírse con naturalidad,
atreverse a carcajear y dejar la timidez.
La compresión de un
mensaje
En la radio, a todo aquello que obstaculiza y altera el entendimiento del mensaje, se le conoce como ruido, hay que saber que la comunicación radiofónica tiene etapas y en todas se encuentra la posibilidad de ruido. Pero existen otra fuente de ruidos, que ya no son ni físicos, ni técnicos, sino culturales, donde la compresión de un mensaje está dada por algo fundamental que son las experiencias vividas, la situación concreta de la persona. Con esto se apunta a decir que la comunicación es mucho más que una transmisión de mensajes, porque aun evitando todos los ruidos en todas las etapas del proceso antes mencionado y asegurando que el mensaje llegue lo más transparente posible al receptor, este lo va a interpretar a su manera, le dará un sentido que no coincidirá necesariamente con el mensaje que pretendió el emisor. Para esto en el proceso comunicativo, se busca entablar una relación activa e interactiva con el receptor, el intercambio de palabras, de sus opiniones, sus valoraciones personales, porque es en la coincidencia de significados y la diferencia de sentidos que se haya la enorme riqueza de la comunicación humana.
Habíamos mencionado sobre las etapas de la comunicación radiofónica, pero la que mencionaré ahora es la que está fuera de estas, pero es la etapa decisiva: el interés que el mensaje despierte en el receptor, acá el emisor debe de adaptarse a algo o a alguien, hacerse preguntas, como, por ejemplo: ¿Cómo vive, como trabaja, cómo es? ¿a quién se le está hablando?, entonces nos damos cuenta que la verdadera comunicación empieza escuchando. Bajo esto, se nos invita entonces a revertir aquella formula que nos han enseñado desde hace mucho tiempo: e – m – r, por la siguiente: r – m – e.
En la radio existen tres voces: la humana, de la naturaleza y la del corazón. La humana es la más transparente, la que informa, explica, acompaña conversando, entonces el buen uso de palabras concretas permite despertar imágenes auditivas en la mente del receptor, es por esto que, es la palabra la que más se dirige a la razón del oyente, la generadora de ideas. Pero no hay que minimizar ninguna voz, la humana es la que protagoniza la emisión, mientras que las otras dos la refuerzan, pese a que la palabra humana llegó de última al mundo, las otras voces se ponen felices a su servicio.
Claridad en la radio
En una emisora, lo más educativo que se rescata, es el valor de la palabra. Antes que cualquier mensaje, consejo o programa, lo más liberador es la palabra, que es pública, la intención de un radialista no es ser la voz de los sin voz, el pueblo no es mudo, ellos saben realmente que es lo que quieren y necesitan, los que les hace falta es el canal de expresión, la radio. Que exista participación de la gente en la radio, que el público hable, que participen en debates; entonces doblemente se ganará, el locutor aprender a escuchar y el oyente a hablar.
Las palabras utilizadas cuando se habla por radio tienen que ser sencillas, es decir, que se entiendan sin diccionario, donde el receptor pueda entender a la primera. Romo, Gil (1995) nos dice que el lenguaje radiofónico es flexible y permite expresar cualquier cosa porque apela a la imaginación y a la buena voluntad del que escucha. De ahí que el elemento más importante sea el habla, la palabra, la voz1. Aquello que se vincula, es el tipo de lenguaje, el cual el más utilizado y recomendado debe ser el activo, es decir, el uso de palabras que la gente emplea en su vida diaria, esto permitirá una mejor comunicación con los oyentes.
No solo basta con decir "ese locutor tiene buena voz", quizás esto tenga ventaja sobre otros, pero para resultar ser más agradable se debe tomar en cuenta recomendaciones, como por ejemplo: en este caso, con el uso de palabras comprensibles y útiles, teniendo presente que la cultura es sinónimo de sencillez. Hay que tratar de utilizar las palabras que las personas puedan decodificar fácilmente2.
Es claro que no podemos evitar tratar sobre un tema, que viendo siendo controversial en la actualidad, y es el lenguaje sexista, si bien es cierto como sabemos, la gran parte de palabras que encierran ambos géneros, son masculinizadas, que quiere decir esto, por ejemplo, al decir “todos”, nos referimos a todos y todas, al decir “ciudadanos”, hacemos referencia tanto a ciudadanas y ciudadanos. López, J. nos dice que esto es un circulo vicioso, se debe de hacer una revisión de la palabra y expresiones que se emplea en la vida cotidiana y en la radio. Existen recomendaciones que ayudan a superar el lenguaje sexista, entra las más destacadas, tenemos: buscar sujetos amplios que incluyan y abarquen a ambos géneros y equilibrar los ejemplos a los que uno se refiere.
Las radios comunitarias
Una de las maneras por la cual podemos ciudadanizarnos es hablando,
opinando libremente, es ahí donde radica el fruto más acabado que puede
brindarnos a la sociedad un medio de comunicación social. Debemos de saber que
todos y todas nacemos con los mismos derechos y promover estos es la misión de
la radio, sea de cualquier clase o propiedad, lo importante es que tenga
sensibilidad social.
Se le compara la radio local como un espejo; pues en efecto, los ciudadanos y las
ciudadanas se ven reflejados, miran sus problemas e imaginan soluciones,
dialogan entre sí, cruzan sus palabras y opiniones y se organizan para mejorar su calidad de
vida, la radio local construye identidad, enseña que no vales menos que otros, pero,
así como también utiliza espejos, también debe utilizar ventanas (que son las
radios nacionales), para poder apreciarse y apreciar, construir solidaridad.
Ahora, en cuanto a la radio comunitaria, suele confundirse el término “comunitaria”
por las áreas rurales, para poblaciones alejadas, etc. pero no es así, las
radios comunitarias se desarrollan de la misma manera que una gran capital o en
un caserío. Donde hay gente, debe haber comunidad. El problema es que esa
palabra suena a pequeño, entonces se tiene que redimensionar el concepto y
entenderlo más como intereses comunes, ya que es desde ahí donde se define la
radio comunitaria, además de las preocupaciones comunes y retos compartidos
para mejor la calidad de vida de los pobladores.
Una característica de la radio comunitaria, considerada una perla preciosa, es estar al servicio de la comunidad y los objetivos sociales por los que se lucha, es así donde se ubica la esencia de lo comunitario. Promover la participación activa de la ciudadanía y defienden intereses, cuando informan verazmente, cuando ayuda a resolver problemas de la vida cotidiana, cuando se estimula la diversidad cultural, cuando no se tolera ninguna dictadura, y sobre todo cuando la palabra de todos vuela sin discriminaciones ni censuras, entonces ahí se refiere a una radio comunitaria. Una radio comunitaria debe de estar siempre en contacto con el oyente, ya que es un elemento importante, porque la radio se va a convertir en un vecino más, en un servidor de la comunidad, pues nos aclaran que en general el contacto con la gente es inmediato, acuden a la radio a decir lo que les parece bien y lo que no les parece, hasta te sugieren temas o puntos a tratar3.
Y si nos referimos a la propiedad del medio, lo comunitario no es un título
de propiedad, pero al tratar esto, habría que referirse también a las tenencias.
Empezando por aclarar que en la radio existen varias modalidades de tenencia,
encontramos: la formal, consiste en saber quién es dueño o quien puso el dinero
para los gastos; la tenencia que proviene de las audiencias, depende del rol de
cada quien, sabemos si son constructores de discursos o activadores de opinión
pública; y, por último, la del estado, calidad de administrador de las
frecuencias que decide el otorgamiento de funcionamiento.
Pero si entendemos a la radio como un ejercicio ciudadano, la tenencia va perteneciendo a las audiencias, por el discurso que promueven. Hay medios, en especial, la radio, que no desaparecerá justamente por posibilidades de apropiación, ya que las tenencias están haciendo crecer las capacidades de las audiencias (participantes).
A manera de conclusión, es importante reconocer el valor de la palabra en este medio, ya que es la que más se dirige a la razón del oyente, aquella generadora de ideas, agregando además que, su valor es una de las cosas que más se destaca en una radio. Por otro lado, cuando nos profundizamos más en la comunicación o en el proceso de comunicación, nos damos cuenta que la verdadera comunicación no empieza hablando, sino escuchando, pues es muy cierto que la principal condición de un buen comunicador es saber escuchar. Así como hemos destacado el valor de la palabra, es merecedor destacar también la evolución de las audiencias frente la persecución de medios radiales (que se ha visto disminuida), y junto a esta evolución, la propuesta y desarrollo de un discurso más inclusivo y descubriendo que al asociarse los fortalece.
Jhovanny,
ResponderEliminarIdeas ordenadas, siguen una secuencia didáctica, pero el itinerario puede ser más integrativo. Tus materiales de asistencia están algo reducidos a un contexto no amplio.